Cuba abre los brazos a sus hijos Gerardo, Ramón y Antonio en una bienvenida que emana calor humano y sentimiento sincero

Quién no se electrizó junto a Elizabeth con el beso de Ramón, quién no se enterneció con la mirada de Gerardo a su amada Adriana, quién no sintió en la piel el mismo calor que emanó entre Mirta y su hijo Tony ante el abrazo que creían imposible recibir… A dónde salieron disparados todos los sentidos cuando se les escuchó decir “Para lo que sea”, a ellos que hasta en ese momento nos estaban dando una lección de genuino patriotismo.
Y afuera, en las calles, un mar humano para darles la bienvenida a casa, a este hogar confortable, caliente y amoroso, que en cuanto lo supo estremeció sus cimientos y llenó de júbilo cada rincón del país. En la grandeza de la patria y de sus hijos, dice una sentencia martiana, no es mentira decir que siente crecer el corazón.
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