Hijo de padres argentinos y obreros de la carne en Berisso, desde niño conoció un hogar obrero y comunista, donde la lucha y la ayuda mutua entre trabajadores era cosa cotidiana. Su hogar en Tolosa era visitado por obreros y vecinos donde no faltaba el techo y un alimento en tiempos de luchas, huelgas y represiones. Su padre Perico Pereyra fue un conocido y querido dirigente de fútbol infantil.
Su madre Vica, así llamada con cariño por vecinos, amigos y compañeros, había sido delegada sindical en el Frigorífico Swift de Berisso en tiempos de José Peter. Expulsada por su combatividad supo desempeñarse en otras tareas al tiempo que militaba en la solidaridad con los presos políticos y sociales.
Jorge fue militante desde los 12 años, “un cebollita” difundiendo la prensa partidaria y contribuyendo
a la solidaridad con los presos políticos. A edad temprana ingresa a las filas de la Federación Juvenil Comunista. Lo caracterizó siempre un gran sentido de lo popular; fue también jugador y amante del fútbol.
Siempre recordaba el golpe gorila de 1955 como un momento clave en la historia de nuestro país donde se hizo más intensa la experiencia común entre los trabajadores, particularmente peronistas y comunistas. Estuvo entre quienes fueron a pedir armas a la CGT para defender al gobierno democrático.
Valoraba los años 60 como una década muy especial que marcó a fuego a una generación y a su propia experiencia de vida y militancia. El triunfo de la Revolución Cubana y su influencia, el trabajo común con una juventud que giraba hacia la izquierda, era el marco propicio en que maduraba su perfil ideológico-político, así como su espíritu constructor y organizador tanto del Partido, de la Fede, como de la unidad popular y juvenil.
En la segunda mitad de los años sesenta se despliega en la práctica concreta su compresión del papel
de la juventud y de la organización juvenil, como buen discípulo de los dirigentes del Partido y en particular del querido Jorge Calvo. Especial empeño puso siempre en la construcción de la unidad de la juventud. En ese camino fue uno de los dirigentes fundadores de las Coordinadoras de las Juventudes Políticas a principios de la década del 70. Fue el dirigente de la FJC que junto a la Juventud Peronista impulsaron las masivas manifestaciones desolidaridad con el pueblo chileno frente al golpe pinochetista.
Es elegido Secretario General de la Juventud Comunista cuando el histórico X Congreso de la FJC en 1974. Un período verdaderamente intenso que fue una verdadera escuela de militantes comunistas y de todas las tendencias del campo popular.
En el período previo al Golpe genocida del ‘76 le tocó enfrentar el accionar represivo, desestabilizador
y golpista de la reacción y bajo la dictadura cívico- militar fue un dirigente indiscutido, el Secretario General de la Fede, la entrañable organización de tantos jóvenes comunistas que dieron su vida por la patria liberada y el socialismo junto a miles de jóvenes peronistas, cristianos, socialistas, radicales e independientes.
La Dictadura procuró detener a Jorge allanando su casa paterna de Tolosa; se ensañaron con su padre Perico Pereyra, episodio que le recordaran con emoción Néstor y Cristina. Decir Fede de los ‘70 es decir Negrito Avellaneda, Alberto Cafaratti, Graciela Panne, los hermanos Zaragoza, Ines Ollero, Luis “Huevo” García, Jorge Steimberg, Teresita Israel y tantos otros jóvenes comunistas represaliados y desaparecidos en
aquel momento.
Conjugó apasionada y concientemente el patriotismo y el internacionalismo proletario. Su profundo amor por la patria de Lenin, por la Revolución Cubana, por Fidel, por el Che y por Raúl fueron un rasgo distintivo de su personalidad.
En su calidad de Secretario General de la FJC, la desarrolló a un nivel muy importante en su vinculación
con las masas juveniles, y en 1980 pasó a ser Secretario de Organización del Partido Comunista de la Argentina. Pero su temple y talento se pusieron a prueba a partir de la crisis generada en los primeros años de la década del ‘90 luego de la caída de la Unión Soviética y los países socialistas. Su confianza conciente
en la fuerza de la clase obrera, de las masas, en el marxismoleninismo, en el antiimperialismo consecuente, lo hizo levantar más alto las banderas de la lucha y los principios revolucionarios, su identidad comunista y el legado de los fundadores del Partido. Se acrecentó su figura cuando supo interpretar los cambios ocurridos
en el Mundo, en América Latina y Argentina.
Incorporó y militó como nadie el llamado de Fidel de que los pueblos aprenden en las calles lo que es el capitalismo, el imperialismo y el neoliberalismo. Ahí supo conjugar la necesidad de luchar conjuntamente por la unidad popular, por la unidad de los revolucionarios y la construcción del necesario partido marxista
leninista. Así fue fundador en diciembre de 1996 del PCCE, desde el cual, como Secretario General,
trabajó intensamente por la construcción de la fuerza política frentista necesaria para defender el
rumbo abierto en el 2003 con la asunción de Néstor Kirchner. Fue decidido constructor de Unidos y
Organizados junto a otros compañeros del kirchnerismo.
Supo ver que la hegemonía unipolar de los Estados Unidos no sería eterna y avizoró el actual tránsito a la multipolaridad. Percibió rápidamente el torrente de cambios en América Latina y actuó lúcida y apasionadamente por el proceso de integración en nuestro continente.
Falleció a los 75 años, y lo hizo con las botas puestas, como él mismo nos solía decir.
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